Hay una mujer tocando sus ojos, el rostro, las manos, la boca, quiere saber cuál grieta abierta le permitió a mis palabras cruzar su indiferencia hasta despertar su primavera. Hay una mujer que mira las fotos de su familia en la billetera que lleva en su bolso, ya sin asombro acepta que yo estoy invisible cortejándola desde un lugar en donde ella me lleva oculto.
