Mi presente alcanza a tu futuro

Esta tarde-noche, quizá no exista ese estado en el tiempo, había ido a comprar algo al supermercado al desconectarme de la oficina, y al volver a casa, no supe si la luz de la calle eran las artificiales o las de un sol que se apagaba en occidente.

Conversé de poesía con un amigo, y los espirales de la charla me llevaron a mencionarte hasta volver tu nombre en el concreto de una avenida por la cual hablé con él de ti, de cómo son ciertos los versos en que te menciono y que tanto me hace falta para escribirte.

Antes de eso, cuando caminaba por el asfalto de las calles alrededor del lugar en que habito, una amiga confesó con una pregunta su interés por saber de tu existencia, de la tuya y la mía, de lo que yo elucubro acerca de tus estados en el mundo.

Te escribí unos versos, inspirados en la imaginación que te supone sentada a mi lado en el lugar en donde escribo, o despertándote para preguntar por qué yo estoy tan temprano fuera de la cama cuando apenas son las nueve de la mañana en un sábado.

Esta tarde-noche, se me atravesó una memoria del futuro imprevisto, y noté con perplejidad y asombro que tú estabas allí preguntando cuánto tarda mi presente en alcanzar a tu futuro.

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