Tú no sabes, la lluvia trae el olor del primer día del hombre en la tierra, ese aroma entra inevitable al torrente rojo cuando te lavas con el agua. Esa tristeza que te anega en los días de aguacero y de llovizna es la misma del primer hombre. Tú no sabes, cada hombre solo usa un lenguaje, le es propio, único, solo él lo entiende, por eso podemos verlos y hablarles, escucharlos y acompañarlos sin que sus dolores y penas nos duelan.
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