En uno de los locales del centro en donde compran y venden libros usados, en donde compran manuscritos inéditos, y como es de esperarse en un lugar en donde se vive de comprar y vender obteniendo un diferencial que dé utilidad, también hacen los mismo con los manuscritos, los dejan en estantes dispuestos para recibir cualquier propuesta económica que de oportunidad de ganar, y bueno, así llegué yo a mis propios poemas, a los de los días de universidad, acaso tenía otra cosa para vender, no, solo algunas hojas escritas con letra propia, y pues ahora que los encontré los compré. No son buenos, no son malos, si los poemas son hijos, no los hay malos.