Escribir por el ejercicio de soltar los dedos sobre el teclado y escuchar el sonido al tocar las teclas. Escribir porque todo está en silencio y yo no quiero que se escuche lo que estoy pensando. Escribir para que alguna idea salte como la liebre y me encuentre con la actitud para convertirla en texto. Escribir porque son las dos y cuarto. Escribir en las reuniones donde puedo porque no soy quien debe estar hablando para todos. Escribir porque la noche siempre está en los ojos y quiero sacar de ella una luz alrededor de la cual sentarme. Escribir para que los fantasmas estén ocupados vistiéndose para salir a que yo pueda narrarlos. Escribir porque alguien está afuera y para que se le abra la puerta debe aparecer en un escrito. Escribir porque no utilizo reloj en el cual ver la hora de esta tarde. Escribir para soportar el tedio producido por el bochorno y el calor en las calles. Escribir para más tarde no tener excusa alguna sobre el tiempo disponible para hacerlo. Escribir del mismo modo en que miro a los otros que no saben pueden ser narrados en este instante. Escribir que una mujer me gusta y al mismo tiempo a otra no la recuerdo. Escribir sobre la mujer que me gusta, decir de ella que sus manos limpias sanarían mi cuerpo cuando lo acariciara, decir que hay una noche extendida sobre un mar de color blanco en sus ojos. Escribir sobre otra mujer que no existe, inventarla.

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