Esta mañana cuando despertó y sintió las rodillas frías, pensó en las palabras de su médico indicándole los kilómetros diarios para sumar en cada caminata, miró hacia la ventana y creyó en una crudeza insaciable del clima por tragarse a los cuerpos viejos. Así, mientras se ponía los zapatos deportivos pensó en el sexo y en las promesas, los dos serán olvidados y aunque se recuerden ya no tendrán importancia la culpa o el deseo.
