No eres Atlas, quizá tampoco a él le tocó cargar el cielo. Si acaso, y solo cuando quieras lleva un poco de las gotas de lluvia sobre tu cabeza. Uno o dos aguaceros al año son suficientes, y si tienes con quien ir a tu lado un par más también puedes disfrutar. Eres de aire, y el aire lleva aquello que puede volar, de eso se trata, de que contigo vayan aquellos que saben volar.
Imagen de Fifaliana Joy en Pixabay