Un leve perfume femenino empezó a aparecer en mis manos desde que mi novia ha estado quedándose los fines de semana en mi casa, no lo había sentido tan fuerte ni había imaginado el origen del aroma como hoy. Estuve haciendo fila durante una hora en una entidad bancaria, todos los que solo tenemos la hora del almuerzo para hacer diligencias estábamos ahí, uno tras otro resignados ante la paciencia de quien tras el mostrador nos observaba con hastío. Metí las manos en los bolsillos, me dejé caer verticalmente sobre una de las piernas, y solo cuando me atendieron volví a sacar las manos, apenas tocaron el aire un aroma a perfume femenino se desprendió y llegó a quienes estaban cerca.
