El viento se detiene entre los árboles, muerde las vocales, saborea consonantes, hace pan sin trigo, le gustan los milagros, danza y sugiere palabras con acentos, atraviesa las hojas, las eleva, las deja caer, y en un idioma nuevo para ellas, él escribe tu nombre.
Me canso a veces y caigo sobre las sillas pesadamente, me propongo en esos momentos descansar de la fatiga, entonces, pongo papel sobre la mesa, escribo un verso para tí que termina diciendo tu nombre.
La ducha repite la lluvia de una tarde cuando mirabas en silencio la rutina aprendida de las olas, te besa gota a gota, cae sobre ti, en su adn están todos los idiomas del agua, sus letras y vocales, y letra a letra escribe en tu piel las letras de nombre.
