Juntémonos, para olvidarnos luego, para que en este instante las heridas no nos duelan y, de pronto, por casualidad nos vamos entregando y sanando, como si la ofrenda trajera en sí misma la sanación para todas las heridas. Juntémonos porque la memoria tendrá de este instante un recuerdo memorable y no estará sujeto a orden gráfico alguno
