Un hombre ingresa de gravedad a una clínica. Estado de coma generado por un fuerte golpe en el cráneo. A las cuatro de la mañana es recibido en la sala de urgencia. Antes de las cinco está atado a tantos tubos que su cuerpo parece una extensión de los aparatos médicos de la sala.
Cinco treinta. Ana es despertada por la respiración profunda de alguien durmiendo a su lado en la cama. Lo mira, reconoce su rostro de fotos enviadas por correo. No entiende, pero el hombre con el cual ha soñado sus días y sus noches está acostado a su lado.
No lo sintió llegar, de hecho no tiene idea de cómo pudo entrar a la casa. Vuelve a repetirse las preguntas de cómo, a qué hora y entonces al no tener respuestas da un giro y lo abraza.
Desayuno. — Tú tomas café, cierto ? El la mira y asiente con la cabeza sin dejar de mirar alrededos los espacios de esta casa nueva para él. — Será. Y termina de tomarse el café mientras ella le da un beso y se despide con prisa porque llegará tarde al trabajo.
El no recuerda nada de cómo ha llegado y tan solo le viene a la memoria quedarse dormido en su cama y despertar en otra en donde encuentra a la mujer que ama y por la cual destila sueños.
El teléfono. Ella lo llama.
— Sí, creo poder hacerlo.
— Tú me guias.
Preparar la cena y tenerla lista para cuando ella llegue. El comedor, la dicha de verse. Extensiones de piel convertidas en placer. Primera noche de sexo y aperturas en el cuerpo. Marcas, reconocimiento de cicatrices y lugares esenciales para los besos.
En las mañanas despiertan abrazados y dependiendo de la prisa se someten a la caricia temprana para recobrar la vida necesaria que permita emprender el día con fortaleza.
Se aman y comparten cada esquina que el universo les deja caer en su tiempo.
Todas las mañanas ella siente a su corazón palpitar con mayor fuerza porque al despertarse él está respirando tranquilamente a su lado. El le toma el cabello antes de quedarse dormido. Siente la necesidad de encontrarla despierta viéndolo a los ojos en la mañana siguiente.
— Doctor ha despertado.
— Ciento noventa y cuatro días exactos. Eso lleva usted en estado de coma en la clínica y hoy ha recuperado el conocimiento.
Ana despierta, da un giro y extraña la respiración tranquila del hombre que durmió con ella por más de seis meses."0
OScar Vargas Duarte