En la pared puede leerse, «El destino ya está escrito; solo puedes leerlo en las partículas invisibles que dan forma a las tormentas.» La vecina del apartamento 704 en el edificio de al lado sale desnuda, o apenas con unos calzoncitos de color blanco llenos de barquitos rojos con velas rojas, en las tardes de tormenta, yo salgo al parque, con paraguas, desde allí puedo verla, a mí me parece que lo escrito en el destino ella lo borra, luego lo escribe en modos diferentes, tan distintos a lo que había previamente, por eso, tal vez, la vida se pone de otro aroma y colores cuando ella sale a su balcón sin ocuparse en mí que la veo desnuda tratando de entender en el movimiento de sus manos lo que escribe en las partículas que dan forma a la tormenta.
