Tú tomas la muerte y la descoses, hilo a hilo, hasta que le abres el vientre y ves que ella solo parió vientos fríos, le encuentras el útero, le mides las heridas, tomas el hilo, vuelves a poner todo en su lugar y la muerte, untada y prendida de ti, se levanta sin ánimo de amenaza, sin carbón de fuego o intención de cegar tu vida. Ha sido así cada noche mientras te duermes, ella viene, se somete a tus ritos previos al sueño, yo te veo hablar en voz baja, creo que oras, sabes que pienso eso y me corriges, luego muy seria me dices, lo he pactado mucho antes de que estuvieras conmigo, lo he pactado para que se olvide de ti cuando viene a buscarte.
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