Es lunes. Podría ser cualquier día para empezar la semana, esta vez es hoy, este lunes seis de mayo. Alguien cumple años y se ha despertado con expectativas acerca de los regalos ofrecidos por quienes lo quieren. Son las seis de la mañana. Digamos que podría dormir más, sin embargo no lo hace, se despierta entusiasmado y cruza los espacios apropiados para iniciar el día con la alegría de saberse especial. Después de estar higiénicamente organizado ha ido a la cocina y encuentra allí un plato de porcelada con una porción de torta y una nota: «salí temprano, inicia con dulce la celebración«. Es un día cualquiera para los demás, él mira a través de la ventana y se atreve a señalar que en el cielo la luminosidad de las estrellas es diferente. Reacciona demasiado tarde, las estrellas luminosas que ve no pueden serlo porque es de día y la velocidad con la que se mueven no es «natural«. Un instante en una estación de radio y se entera, «el fin del mundo conocido iniciaría un día cualquiera en que empezara la guerra«.
