Eres el relámpago y el trueno

La aridez de la noche es quebrada un instante, todas las sombras se separan, un dios dormido abre los ojos y el destello de sus pupilas indican el camino, es el momento de la iluminación mística. Un instante después una voz seca y afilada celebra el encuentro del que buscaba, de la luz, del que esperaba, del camino.

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