Una casualidad coincidir en tu boca, el ansiado pálpito, la comunión de tu lengua, mi palabra en ella destilada.
Estuvimos en el borde donde el beso quiere desandar las manos y enumerar sin prisa las caricias previas, allí nos hundimos tras el golpe de la música desprovista de instrumentos, de las notas dilatadas en tu acento