Ves el libro,
preguntas su contenido:
en él estás tú, solo tú.
Lo abres,
nada en él,
eso es todo,
hojas blancas,
sin palabras,
sin trazos.
Explico:
caigo en tu “silencioledad” para encontrarte,
hojas blancas,
llenas de ti
porque no estás.
