Aproximaciones

Esta mańana encontré el cuaderno que pensé había perdido en el colegio. Uno escucha que toda noticia no es buena ni mala, y el libro encontrado fue una prueba de ello. Al comienzo me alegró saber que no debía adelantarlo, eso fue bueno, pero luego en la última hoja escrita había una tarea, eso no fue bueno porque le había dicho a mi mamá que no tenía tareas pendientes para volver al colegio. La tarea requería comprar algunas cosas, así que debía pedir dinero para hacerlo.

Pensé en decirle a mi hermano y me pareció una malísima idea, él cobra los favores y luego me pone a que le ordene el cuarto o me pide ir a comprar o buscar cosas cuando no quiere salir. Mi hermana no tiene plata y nunca ahorra como para pensar que tiene escondidos algunos pesos. Mi mamá era la opción correcta, aun así solo pensar en el regaño me hacía arrepentir.

La profesora había pedido que cada uno de los estudiantes fuese a uno de los museos de la ciudad, como prueba de la visita se debía llevar la boleta de entrada, además había que tomarse una foto con una de las obras que estuviesen en exposición. Pensé en hacer un montaje en Photoshop para la fotografía, pero quedaba lo de la boleta, tendría que mentir y decir que la había perdido o que me habían dejado entrar gratis. Busqué el horario de uno de los museos, el más cercano. Había horario para visitas. No encontré fotos sobre las cuales hacer el montaje para parecer que había ido.

La idea de mentir empezó a pesar más que la pereza de levantarme para ir al museo. No sabía cómo conseguir lo necesario para el transporte y la entrada. Una y otra vuelta a la cocina. No pediría dinero prestado. Se me ocurrió vender uno de los libros de la biblioteca. Busqué uno que me pareciera sin mucho valor. Mala idea. Todos los libros tienen valor. Se me ocurrió escoger uno al azar. Otra mala idea, el azar tiene buen gusto y debía devolver al estante el libro.

Los amigos están para salvarnos. Ninguno se ofreció para hacerlo. Debe ser que hoy es el día de los feos y a las bonitas nos sacan el cuerpo. Volví a la biblioteca. Se me ocurrió cambiar la estrategia de decisión. Tomé uno al azar, no miré cuál era. Lo envolvía en una pañoleta. Me fui a donde mi hermana, le dije, en este libro está la historia de tu vida. Ella se rió.

Hice un gesto de enojo. Insistí. En este libro está la historia de tu vida. Sólo tú puedes encontrarla pero debes destaparlo tú misma. Mi hermana que la mayoría de veces no cree más que en su propia ignorancia se quedó pensando. Me dijo, dámelo, quiero ver que tienes ahí. Corrí hasta la cocina, ella hacía lo mismo detrás de mi. Mi mamá estaba en la sala y se acercó a preguntar qué hacíamos.

Mi hermana le explicó. Me regañó por hacer esas cosas. Les dije, bueno, me voy. Tengo una tarea pendiente que hacer. Antes de que mi mamá dijera algo mi hermana trató de quitarme el libro. Nuevamente gritos. Y mi mamá perdió de vista que yo saldría a hacer una tarea. Mi mamá se puso del lado de mi hermana. Querían ahora las dos saber qué libro era. Les dije. Me dan $ 10.000 y les doy el libro. Esta vez las dos forcejearon conmigo por el libro.

Mi hermana dijo, te los doy la otra semana. Yo dije tú no tienes con que pagar. Mi mamá dijo yo se los prestaré. Yo dije dáselos ahora. El billete llegó a mi mano, les di el libro y salí corriendo. Al tiempo que yo corría, el libro era desalojado de la pañoleta. De pronto escuché, mi hermana gritaba, el libro es vida y obra de las mujeres más importantes de este siglo.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s