
Somos únicos y redundantes
Caes en mí, me pierdes por un gemido que te sale de pronto cuando beso tu cintura, en la parte que corresponde a tu espalda, me reencuentras cuando tus brazos agitan mi cabello, imaginaria cabellera en la que sumes tus dedos. Nazco en tus ojos, muero en el siguiente parpadeo ya que bajas a sobornar mi estómago con las oblicuas pendientes que divagan pensamientos en … Continúa leyendo Somos únicos y redundantes