Me gustan las historias

Me gustan las historias. Por ejemplo hace un rato una muchacha sonreía sola ante el espejo, esto repetido cada noche antes de irse a l cama se había convertido en un hábito, que como dije ahora, hace un rato la tenía sonriendo ante el espejo. De cómo se esto es fácil y predictible, estamos saliendo y está no es la primera vez que me quedo en su cama, varios meses de estar quedándome con ello me permiten esta certeza de verla sonreír ante su imagen, yo tan solo la sigo con la mirada mientras ella logra su mejor sonrisa. Tiene tres pijamas, una de pantalón largo y blusa corta, otra de pantalón corto y blusa larga, y una especie de vestido que no sé cuándo lo usa, pero lo tiene guardado en el cajón de la ropa íntima con las otras pijamas.

Antes de poner sus manos frías en mis manos para que las caliente me dice algo sobre su vida, como si estuviese armada de fragmentos a los que solo accedo en cada ocasión que puedo dormir junto a ella. No, no conozco a su familia, quizá sólo a uno o dos amigos, mejor compañeros de trabajo o vecinos, no lo sé. Pará los entendidos en conocer a las personas, la mayoría de cosas que uno sabe de ellas las descubre por medio de su familia y amigos, parejas y compañeros de trabajo, es poco lo que se sabe de ellos por ellos mismos. Ella remedió la palidez de su espalda con unos lunares rojos que tiene entre el hombro derecho y el cuello, yo me detengo a contemplarlos mientras termino de levantar su blusa juego a hacer mapas genéticos usando el círculo de los lunares.

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