No te quedes en la noche, tras la madrugada te espero, entre atajos y antojos, para darnos pronto al deseo. La oscuridad mide las distancias con palmas abiertas, unas extendidas orquestando caricias, otras en admiración espontánea esperando una respuesta. No se quede la noche ascendiendo en secuencias, sean apenas tus manos abiertas la distancia entre tu noche y mi madrugada.
