El deseo, por el roce de los dedos

Toca los nudillos, lanza un puño con la zurda a la palma diestra, repite el ejercicio, al contrario, golpe de puño desde la derecha hacia la izquierda. Mueve las manos una sobre la otra, si fuesen alas serían alas abrazadas, acaricia con el palmar el dorsal y viceversa, también palmar contra palmar y dorsal contra su par. Percibe la suavidad de las yemas, descubre una … Continúa leyendo El deseo, por el roce de los dedos